(por M. Luisa)
Luego de años de llevar adelante la campaña “El amor es lo que hace una familia”, la comunidad LGTB de Victoria, provincia costera del sudeste australiano, estrenó el año con la entrada en vigor de la Ley sobre Fertilización Asistida.
La campaña
Durante siete años, la campaña “El amor es lo que hace una familia”, coordinada por el Consejo de Familias del Arcoiris de Victoria, trabajó intensamente para que se eliminaran las restricciones legales que discriminaban contra las personas gltb en el acceso a la reproducción asistida y para que las familias formadas por personas gltb fueran legalmente reconocidas. Consistió en un intenso trabajo comunitario de lobby enviando cartas, e-mails, fotos e historias a los diarios de la provincia y a lxs miembrxs del parlamento, además de llamarlxs y pedirles audiencias, para lograr un cambio de opinión en torno a la reforma legal.
La ley
La ley había sido aprobada por el parlamento de Victoria en diciembre de 2008, pero no había sido reglamentada. Entró en vigor el 1 de enero de 2010, aunque algunas de sus disposiciones entraron en vigencia recién a partir del 4 de enero del 2010.
Victoria ya tenía una ley del año 1995 llamada Ley de Tratamientos de Infertilidad. La nueva ley modifica la anterior no sólo en la letra sino en el espíritu: uno de los cinco principios sobre los que se basa establece que las personas que busquen acceder a tratamientos de fertilización asistida no pueden discriminadas sobre la base de su orientación sexual, su estatus marital o su religión. Esta nueva ley permite el acceso al uso de inseminación artificial, fertilización in vitro y otras tecnologías reproductivas, incluyendo gestación subrogada, para parejas del mismo sexo.
Una de las características fundamentales de la nueva ley es que no exige un diagnóstico de infertilidad para poder acceder a las tecnologías reproductivas. Sumándose a la tendencia a des-patologizar el uso de estas tecnologías, la ley dice que pueden utilizarlas “Mujeres que no podrían llevar adelante un embarazo o dar a luz sin recurrir a un procedimiento de intervención o tratamiento en las circunstancias en las que ellas se encuentran”, lo que abarca a lesbianas tanto como a mujeres heterosexuales que no están en pareja, entre otras personas que se benefician con esta redacción.
Otra de las novedades es que se legaliza la auto-inseminación: que una mujer pueda inseminarse por sus propios medios o con la ayuda de otra persona aunque no sea un/a médicx. Este método, llamado “método casero” puede hacerse con un donante conocido o cuando se compra la muestra de esperma en un banco.
La nueva ley conserva un requerimiento que ya estaba presente en la ley anterior para el caso de que se realicen prácticas de reproducción asistida en consultorios médicos. Se trata de la firma de un consentimiento informado: un documento importante no sólo para que lxs médicxs se resguarden de demandas judiciales, sino sobre todo para resguardar los derechos de las y los pacientes dentro del sistema de salud. Se trata de un formulario que debería firmarse ante cada intervención o tratamiento, donde consta que a la o el paciente le queda claro en qué consiste la intervención o tratamiento, cuáles son sus beneficios, cuáles sus riesgos y cuáles sus limitaciones y donde aparece por escrito su consentimiento a que se le realice esa intervención o tratamiento. La nueva ley de Victoria establece un formato estándar en el que deben redactarse estos documentos lo que representa un avance en la igualdad de las y los pacientes.
Los cambios para las parejas y familias LGTB
Por empezar, desde este año a nadie en Victoria se le puede negar el acceso a las tecnologías reproductivas por su orientación sexual o identidad de género ni por estatus marital, es decir que no hace falta estar casadxs, unidxs civilmente, estar registradxs como pareja ni tener ninguna formalización del vínculo de pareja (y esto vale para todas las orientaciones sexuales, incluida la heterosexual).
Además, algo muy importante para nosotras: desde el 4 de enero, las parejas de lesbianas madres pueden solicitar la inclusión de las dos en las partidas de nacimiento de sus hijxs, para que ambas sean reconocidas legalmente como madres. La medida es retroactiva, así que se aplica también para quienes tuvieron a sus hijxs antes del 4 de enero. Esas parejas pueden pedir la modificación de las partidas de nacimiento. Si bien no se trata de una ley federal que se aplique a toda Australia, esta medida se suma a una similar aprobada en octubre de 2009 por el parlamento de la provincia de Tasmania, que reconocía en adelante y retroactivamente a las dos mamás lesbianas como madres legales de sus hijxs concebidos mediante tecnologías reproductivas.
Luego de años de llevar adelante la campaña “El amor es lo que hace una familia”, la comunidad LGTB de Victoria, provincia costera del sudeste australiano, estrenó el año con la entrada en vigor de la Ley sobre Fertilización Asistida.
La campaña
Durante siete años, la campaña “El amor es lo que hace una familia”, coordinada por el Consejo de Familias del Arcoiris de Victoria, trabajó intensamente para que se eliminaran las restricciones legales que discriminaban contra las personas gltb en el acceso a la reproducción asistida y para que las familias formadas por personas gltb fueran legalmente reconocidas. Consistió en un intenso trabajo comunitario de lobby enviando cartas, e-mails, fotos e historias a los diarios de la provincia y a lxs miembrxs del parlamento, además de llamarlxs y pedirles audiencias, para lograr un cambio de opinión en torno a la reforma legal.
La ley
La ley había sido aprobada por el parlamento de Victoria en diciembre de 2008, pero no había sido reglamentada. Entró en vigor el 1 de enero de 2010, aunque algunas de sus disposiciones entraron en vigencia recién a partir del 4 de enero del 2010.
Victoria ya tenía una ley del año 1995 llamada Ley de Tratamientos de Infertilidad. La nueva ley modifica la anterior no sólo en la letra sino en el espíritu: uno de los cinco principios sobre los que se basa establece que las personas que busquen acceder a tratamientos de fertilización asistida no pueden discriminadas sobre la base de su orientación sexual, su estatus marital o su religión. Esta nueva ley permite el acceso al uso de inseminación artificial, fertilización in vitro y otras tecnologías reproductivas, incluyendo gestación subrogada, para parejas del mismo sexo.
Una de las características fundamentales de la nueva ley es que no exige un diagnóstico de infertilidad para poder acceder a las tecnologías reproductivas. Sumándose a la tendencia a des-patologizar el uso de estas tecnologías, la ley dice que pueden utilizarlas “Mujeres que no podrían llevar adelante un embarazo o dar a luz sin recurrir a un procedimiento de intervención o tratamiento en las circunstancias en las que ellas se encuentran”, lo que abarca a lesbianas tanto como a mujeres heterosexuales que no están en pareja, entre otras personas que se benefician con esta redacción.
Otra de las novedades es que se legaliza la auto-inseminación: que una mujer pueda inseminarse por sus propios medios o con la ayuda de otra persona aunque no sea un/a médicx. Este método, llamado “método casero” puede hacerse con un donante conocido o cuando se compra la muestra de esperma en un banco.
La nueva ley conserva un requerimiento que ya estaba presente en la ley anterior para el caso de que se realicen prácticas de reproducción asistida en consultorios médicos. Se trata de la firma de un consentimiento informado: un documento importante no sólo para que lxs médicxs se resguarden de demandas judiciales, sino sobre todo para resguardar los derechos de las y los pacientes dentro del sistema de salud. Se trata de un formulario que debería firmarse ante cada intervención o tratamiento, donde consta que a la o el paciente le queda claro en qué consiste la intervención o tratamiento, cuáles son sus beneficios, cuáles sus riesgos y cuáles sus limitaciones y donde aparece por escrito su consentimiento a que se le realice esa intervención o tratamiento. La nueva ley de Victoria establece un formato estándar en el que deben redactarse estos documentos lo que representa un avance en la igualdad de las y los pacientes.
Los cambios para las parejas y familias LGTB
Por empezar, desde este año a nadie en Victoria se le puede negar el acceso a las tecnologías reproductivas por su orientación sexual o identidad de género ni por estatus marital, es decir que no hace falta estar casadxs, unidxs civilmente, estar registradxs como pareja ni tener ninguna formalización del vínculo de pareja (y esto vale para todas las orientaciones sexuales, incluida la heterosexual).
Además, algo muy importante para nosotras: desde el 4 de enero, las parejas de lesbianas madres pueden solicitar la inclusión de las dos en las partidas de nacimiento de sus hijxs, para que ambas sean reconocidas legalmente como madres. La medida es retroactiva, así que se aplica también para quienes tuvieron a sus hijxs antes del 4 de enero. Esas parejas pueden pedir la modificación de las partidas de nacimiento. Si bien no se trata de una ley federal que se aplique a toda Australia, esta medida se suma a una similar aprobada en octubre de 2009 por el parlamento de la provincia de Tasmania, que reconocía en adelante y retroactivamente a las dos mamás lesbianas como madres legales de sus hijxs concebidos mediante tecnologías reproductivas.
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